Los servicios

Posiblemente el problema que más atañe a las zonas rurales como puede ser el Valle de Soba y los municipios de los alrededores, es la carencia de servicios, o la presencia de servicios que se encuentran en muy mal estado por el abandono de las instituciones debido a una demanda insuficiente por un cambio. Uno de los casos más notables lo podemos percibir en el transporte público de la zona. Especialmente en el tren que traslada a los ciudadanos desde Santander hasta Bilbao y pasa por Gibaja, un pueblo perteneciente al municipio de Ramales de la Victoria. Y sirve como la única conexión directa para los ciudadanos con la capital de Cantabria.

Lo que por los ciudadanos de la región se denomina "el tren de Gibaja", es una línea de ferrocarril de vía estrecha que discurre entre las localidades de la comunidad autónoma de Cantabria. Esta línea se construyó a finales del siglo XIX y principios del siglo XX para transportar mineral de hierro desde las minas de la zona hacia los puertos cercanos. Aunque actualmente se utiliza como transporte público que une a las dos ciudades más importantes de los alrededores, Santander y Bilbao.

De hecho, a lo largo de los años, el tren ha sufrido problemas de mantenimiento y falta de inversión, lo que ha llevado a su cierre en varias ocasiones. Y, la pandemia del Covid-19 tan solo ha servido para agravar esta situación. Cada vez el tren tiene menos frecuencia, las vías están en un estado pésimo de conservación, y los retrasos, averías y falta de personal han acabado poniendo en peligro su continuidad. Está situación ha hecho que muchos pasajeros recurrentes clamen el grito al cielo y exigen mejoras inmediatas.

El viaje completo desde una ciudad hasta la otra dura alrededor de tres horas, lo que supone demasiado tiempo y obliga a los ciudadanos a buscar otros métodos para trasladarse. Esta tardanza se debe fundamentalmente por el estado deplorable de las vías en la gran mayoría del viaje. Las cuales son las mismas del momento en el que se construyó el recorrido y nunca se han rehabilitado.

Lo que obliga muchas veces al tren a viajar a una velocidad exageradamente lenta, para no sufrir accidentes. Pero las vías no son lo único que se encuentra abandonado, también muchas estaciones en varios puntos del recorrido. La estación del municipio de Limpias es digna de una película de terror, y en estaciones como la de Gibaja, la cual sí está cuidada, no hay siempre personal para atender a los pasajeros.

El presidente de Cantabria Miguel Ángel Revilla ha calificado este tren de "tercermundista", mientras que los alcaldes de distintos municipios de Bizkaia por donde viaja el tren han denunciado "la falta de un transporte público digno". Además, el alcalde de Ramales de la Victoria se ha lamentado diciendo que "Esto también es la España vaciada".

También de este tren se debería de destacar la falta de horarios para poder viajar en él. El tren solo pasa tres veces a lo largo del día por Gibaja. Y este siempre se encuentra en mal estado. No está lo suficientemente limpio, el servicio casi nunca está disponible, e incluso tiene goteras que provocan que sus pasajeros "se duchen" en los días de lluvia si tienen la mala suerte de sentarse en un asiento con goteras encima suyo. Es por ello, que los ciudadanos y asociaciones como Amigos del Ferrocarril de Bilbao protesten y exijan soluciones eficaces a las instituciones. Muchas veces sin éxito.

El alcalde de Ramales de la Victoria, César García García, opina que el tren ha empeorado demasiado durante las últimas décadas y que nunca antes esta línea ha ofrecido un servicio tan malo como ahora. "Cuando era yo niño íbamos en el tren. Antes por lo menos tenía la certeza de que iba a llegar tardase más o menos tiempo, y ahora no sabes si vas a llegar a tu destino o no." Declara el alcalde del municipio.

Y es que el tren, de acuerdo con César García, ha sufrido un abandono por parte de la administración, y por la tanto la vía nunca ha sido restaurada. Los trenes que pasan por la estación son muy viejos y hay falta de maquinistas. Aunque de acuerdo con el alcalde, el mayor problema es que los pasajeros no tienen la certeza de que lleguen al lugar al que se dirigen.

"Muchas veces el tren se avería o por la falta de maquinistas, cuando el que lleva el tren acaba su jornada laboral, el tren para y lo que se hacen son trasbordos con otros transporte, como taxis o autobuses. Y claro no es una avería que paras en una estación pues todavía, pero hay veces que puede para en cualquier sitio, la gente tiene que salir del vagón en sitios con poca accesibilidad e ir caminando hasta llegar a un sitio donde puedan ser recogidos por un autobús".

Desde el ayuntamiento de Ramales, en varias ocasiones se ha aprobado en el pleno una moción para trasladar las quejas al Ministerio y a las empresas responsables de este servicio, Renfe y Adif. Además de varios escritos comunicando los problemas que se producen con los pasos a nivel, pues en ocasiones las barreras que regulan el paso de los coches por las vías y garantizan su seguridad, se averían, y puede ocurrir algún accidente. O no se levantan y cortan la carretera que atraviesa Gibaja.

Sin embargo, el tren no es el único problema existente con referencia al transporte público, el autobús también ha sido en muchas ocasiones un problema, especialmente para los estudiantes de la zona que necesitan de este servicio para poder acudir al colegio o al instituto. Con respecto al autobús de la línea Ramales – Laredo, el alcalde César García también tiene muchas quejas al respecto, pues al igual que con el tren se trata de autobús viejos que se averían con facilidad y además no están adaptados para personas con movilidad reducida.

Y en cuanto a las personas que viven en el Valle de Soba. Actualmente, no existe un autobús específicamente destinado a los estudiantes del valle que quieran atender a clase, por lo que cuentan con el autobús de línea. El cual en Soba, a veces pasa y a veces no. Lo que obliga a los estudiantes a tener que ser llevados por sus padres en coche puesto que no siempre pueden confiar en el transporte público.

Además los horarios resultan agotadores para muchos y muchas jóvenes. Puesto que si desean ir al instituto en Laredo, deben despertarse a las 5 y media o 6 de la mañana para coger el autobús, cuando sus clases no empiezan hasta las 8 y media. Y al acabar la jornada, no llegarán a su casa hasta casi las 5 de la tarde y sin haber comido. Una rutina que cinco días a la semana durante nueve meses puede resultar demasiado agotadora, por lo que hay quienes abandonan por el camino. Y es que esta rutina favorece al abandono escolar.

El Valle de Soba tan sólo cuenta con un colegio en la Gándara que imparte clases a los niños más pequeños del valle y educación primaria. Desde el ayuntamiento el colegio se ha cuidado y reformado para que este bien habilitado para los alumnos. Y actualmente cuenta con 52 niños y niñas que acuden al centro. Además, se ofrece un servicio de transporte con el cual se recogen a los alumnos a domicilio.

Entrada del Colegio Jerónimo Pérez Sainz de la Maza en La Gándara (Soba)
Entrada del Colegio Jerónimo Pérez Sainz de la Maza en La Gándara (Soba)

La ganadera Marta García tiene una hija de 17 años que aspira a estudiar la carrera de Medicina. Hasta los 12 años estuvo estudiando en el único colegio del que disponen los niños que crecen en el valle. Uno de los muchos problemas de los que disponen estos niños es la imposibilidad de realizar actividades que los niños de urbes más grandes sí pueden. Como es salir de fiesta, ir al cine o socializar con otros niños.

Además del alto porcentaje de fracaso escolar que produce vivir en zonas tan alejadas. Como se ha mencionado anteriormente, una adolescente como la hija de Marta, para poder entrar en el instituto a las ocho y media de la mañana, debe levantarse por lo menos a las cinco de la mañana. Y al no existir un comedor en ninguno de los institutos de la zona, con tan solo 12 años debe realizar el viaje de vuelta, para regresar a casa a las 5 de la tarde y sin comer. Lo que hace que muchas veces los estudiantes acaben agotados y rindan peor académicamente. Por lo que Marta decidió ingresar a su hija como interna en el colegio de Torreanaz para librarla de una vida en la carretera.

Marta considera que existe una terrible desigualdad entre las mujeres de campo y las mujeres de ciudad. Las mujeres del campo disponen de menos servicios y sus hijos de menos posibilidades. Considera injusto que deba pagar un colegio privado para que su hija pueda estudiar, o que no pueda ir al cine. Le entristece la idea de que su hija no quiera seguir viviendo en la zona para marcharse a otra ciudad donde podrá disponer de más posibilidades.

"Que tienes que hacer si tienes una hija brillante y quieres que estudie. Pagas. ¿Por qué yo he tenido que renunciar a mi hija con doce años siendo ella un bebe? Por qué los niños de las zonas rurales a esa edad son muy inocentes, ya que no han tenido esas picardías que los niños de ciudad sí. Así que tuve que renunciar a mi hija porque no la quería ver siempre en la carretera. Los niños cuando están aquí hasta los 12 años es maravilloso, pero cuando bajan al instituto y ven la realidad. Ven que los otros niños no están todo el verano con el rastrillo, que van al cine, van de vacaciones, que sus amigos se van de fiesta. Es cuando luego llega tu hija a casa y te pregunta ¿Por qué yo soy diferente mamá?" 

Consultorio médico de La Gándara (Soba)
Consultorio médico de La Gándara (Soba)

Otro grave problema en cuanto a los servicios en el valle, además de la falta de supermercados, que obliga a que las personas más ancianas tengan que mudarse a otro pueblo cuando llegan a la edad en la que ya no pueden coger el coche para ir a llenar la despensa. Es el tema sanitario. Tan solo existe una farmacia para cubrir las necesidades del Valle. La farmacia se encuentra en el pueblo de Casatablas y es dirigida por Paula y su familia, propietarios de varias de las farmacias ubicadas en Soba, Ruesga y ahora también en Ramales.

Otro grave problema son los centros de salud, en Soba hay dos consultorios médicos en Casatablas y La Gándara, además de que sus servicios están disponibles por las mañanas de lunes a viernes. Lo que limita mucho a los ciudadanos y puede suponer run problema si se enferma fuera de los horarios de atención.

Lo mismo ocurre en el Centro de Salud de Ramales de la Victoria, el cual si ofrece servicio por las tardes y los fines de semana, pero se puede dar la casuística de acudir por una emergencia y encontrarse con que no hay nadie por estar atendiendo una urgencia a domicilio. Lo que supone bajar al hospital de Laredo, y si se trata de una urgencia muy grave, se ha perdido mucho tiempo, hasta poder ser atendido.

Es por ello que personas como Marta reclaman que se tomen medidas para que esta no sea la realidad del mundo rural. Que se tengan en cuenta a los ciudadanos que habitan la zona y se mejoren los servicios más esenciales como son la salud, la educación o el transporte público. Y así favorecer a que la España vaciada, no se vacíe todavía más. 

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