El valle se vacía
A pesar de los grandes beneficios que puede aportar la vida en el campo, el Valle de Soba se vacía a pasos agigantados. El término municipal de Soba está compuesto por 28 poblaciones: Aja, Asón, Astrana, Bustancillés, Cañedo, Fresnedo, Hazas, Herada, Incedo, Lavín, Pilas, El Prado, Quintana, Regules, Rehoyos, La Revilla, La Gánddara, Rozas, San Juan, San Martín, San Pedro, Sangas, Santayana, Valcaba, Valdició, Veguilla (capital), Villar y Villaverde. Las cuales, en total, suman 1131 habitantes. Cuando hace 100 años, en el valle habitaban 4300 personas. Lo que muestra una clara tendencia hacia menos población y que parece que no vaya a cambiar a mejor.

La "España vaciada" se refiere a la parte del país que se encuentra fuera de las áreas urbanas y metropolitanas, donde la población es cada vez más reducida debido a la emigración a las ciudades en busca de empleo y mejores condiciones de vida. En los últimos años, este problema ha sido objeto de una creciente atención en los medios de comunicación y en la política española, ya que se considera que la "España vaciada" es una de las principales causas de la despoblación de muchas regiones del país.
Este fenómeno se debe en gran medida a la falta de ofertas de empleo y poder tener un modo de vida en las zonas rurales, que obligan a los jóvenes a salir para buscar oportunidades en las grandes ciudades. Además, la falta de inversión en infraestructuras y servicios públicos en estas zonas también es caldo de cultivo para la despoblación de estos valles o regiones.
La "España vaciada" no es un problema exclusivo de las regiones más alejadas de la costa, sino que también afecta a zonas rurales cercanas a las grandes ciudades. En muchos casos, estos pueblos han perdido su actividad económica tradicional, como la agricultura o la ganadería, y no han encontrado alternativas viables. Este problema también tiene consecuencias en términos de envejecimiento de la población, ya que las personas mayores son las que más difícilmente abandonan su lugar de origen. Esto hace que en estas zonas se concentre cada vez más población envejecida y que la atención sanitaria y los servicios sociales sean cada vez más necesarios.

El Valle de Soba es una de esas regiones perteneciente a la "España vaciada". Una zona con población envejecida en la que nacen pocos niños, y los pocos jóvenes que quedan deciden marcharse para buscarse un modo de vida en la ciudad. Algo que desde luego no suena descabellado. Teniendo en cuenta que las oportunidades de trabajo en la zona son escasas, y si encuentras un trabajo en la ciudad más cercana, la cual en este caso sería Santander, obliga a realizar un desplazamiento enorme cada día, lo cual acaba empeorando la calidad de vida diaria de la persona.
Además, no solo es necesario el coche para el trabajo, sino también para llevar a los niños al colegio, ir al médico u obtener cualquier producto básico. Por no decir que la calidad de conectividad a Internet es muchas localizaciones bastante deplorable, lo que impide la posibilidad de teletrabajar o consumir contenidos en Internet y plataformas.
Sin embargo, el alcalde del municipio, Julián José Fuentecilla García, quien lleva 24 años ocupando el puesto, presume de todo el trabajo que ha realizado en el Valle y todos proyectos que ya ha llevado a cabo, además de nuevos que están por venir. Los cuales han logrado que hoy en día haya 1.193 habitantes, cuando el valle podría estar todavía más vacío. Pues cuando Julián José llegó a la alcaldía, los ciudadanos ni siquiera tenían agua corriente.
Julián José describe que la situación demográfica que está ocurriendo en el valle, es la misma que está sufriendo todos los ayuntamientos de pueblos de interior. Esto principalmente ocurre por tres circunstancias. La primera es la gente joven, que tiene que marcharse de los pueblos para encontrar mayores posibilidades de empleo. Después está el hecho de que la población en estas zonas está cada vez más envejecida. Y el último factor es la natalidad. Cada vez nacen menos niños en estas zonas. Sin embargo, según declara el alcalde, la situación últimamente se ha estabilizado y desde el ayuntamiento luchan para mejorar esta situación.
Exactamente, la lucha por la situación demográfica comenzó desde algo tan básico como suministrar todas las casas con agua corriente. El Valle de Soba cuenta con un manantial excepcional, el nacimiento del Gándara, y el ayuntamiento logró realizar una cata de agua con la que el problema del agua quedó solucionado. Las carreteras se han saneado y pavimentado para facilitar la circulación y el acceso a pueblos o fincas repartidas por el valle, además de que estas carreteras cuentan con un mantenimiento. Se ha dispuesto de alumbrado público a los 27 pueblos que componen el municipio. Además de la creación de espacios para el ocio de los habitantes, como piscinas públicas, centros culturales o servicios sociales para las personas mayores. Por último, el alcalde también ha anunciado un proyecto de la creación de un Centro de Día, para que los más mayores reciban toda la atención necesaria, y pensando en el turismo, van a crear unas tirolinas en la Gándara.
En cuanto a lo que servicios se refiere, Julián José Fuentecilla considera que, teniendo en cuenta las dimensiones del municipio, no existe un problema de cobertura o abastecimiento de los servicios más básicos y esenciales. Tienen agua, alumbrado, carreteras, recogida de basura, servicios sociales y atención para los mayores.
Por último, el alcalde también destaca que todo el municipio cuenta con fibra óptica para que todos los ciudadanos puedan contar con conexión a internet. Además de que en un mes o dos, también los 27 pueblos contarán con banda ancha. Otra medida más para luchar contra la despoblación del valle, puesto que la conexión a Internet supone un servicio esencial en la actualidad.
Marta García ganadera de 43 años, dueña y fundadora de la Ganadería Val del Mazo, a la que la vida le ha llevado a vivir en Cañedo, un pueblo de 39 habitantes que se encuentra en el Municipio de Soba. Habla sobre la despoblación de las zonas rurales y el impacto que esto tiene.
La falta de servicios en el mundo rural es un problema muy serio que debería solucionarse si queremos que estos pueblos sigan existiendo. La falta de supermercados, que provoca la necesidad de un vehículo para poder comer alimentos como el pescado. Ya que solo disponen de este servicio los domingos y a un precio mucho más elevado que en cualquier pescadería de Ramales. Y entre otros, es necesaria la atención sanitaria. Ya que los habitantes del Valle de Soba, no se pueden permitir el lujo de ir al médico por un simple catarro.

"Aquí te tienes que poner enfermo de lunes a viernes en horario de mañana. Porque por la tarde no hay médico, porque los fines de semana no hay médico. Tienes que coger un coche y bajar a Ramales. Y llegas a Ramales para encontrarte un cartel en la puerta que dice Lo sentimos, estamos en un aviso a domicilio. Entonces te diriges a Laredo, y para cuando quieres llegar a Laredo, si tienes algo grave, te has muerto por el camino. Esa es la realidad del mundo rural."
El
Valle de Soba es una de las pocas regiones vírgenes que quedan y Marta
reivindica que se proteja para que no se deshabite. Ya que los ciudadanos de
estos pueblos disponen de un conocimiento de cultura popular que se ha perdido
en la ciudad. Y la cultura de Cantabria reside fundamentalmente en este saber
popular, en estos pueblos y en estos valles. Por lo que si el valle se pierde,
también lo hará la cultura.
