El turismo
La segunda actividad económica que más protagonismo tiene, no solo en el Valle de Soba, sino también en los municipios de alrededor, es el turismo y la hostelería, con todas las oportunidades de empleo que este sector conlleva en una región como esta. Y es que en concreto, sólo en el Valle de Soba, el turismo y el sector servicios está en aumento en la región, dando actualmente trabajo a más del 20% de la población.

Para que el valle haya pasado de una zona desconocida para los turistas que visitan Cantabria, a convertirse en un destino cada vez más popular, sobre todo por turistas nacionales, la pandemia del Covid-19 que ocurrió hace tres años ha tenido mucho que ver. Y es que aunque la pandemia ocurriera en 2020, el turismo rural continua teniendo tirón y ganando adeptos cada año en nuestro país. En 2022, el 42,5% de los españoles mayores de 18 organizaron algún viaje a un destino rural, según los datos de un informe del Observatorio del Turismo Rural.
Además el turismo rural ofrece muchas oportunidades para que los lugareños tengan un modo de vida, ya sea ofrecer casas rurales, excursiones y turismo activo por el valle, hoteles para desconectar y relajarte, probar los alimentos locales en los restaurantes de la cena, o actividades como el coaching con animales que te ayudan a lidiar con la ansiedad y a descubrirte a ti mismo.
Como es el caso de Raquel Ardanza, una mujer vasca que hasta el momento vivía en Barcelona y que con 51 años descubrió el Valle de Soba viniendo en busca de una perrita Labrador, se enamoró del valle y ahora vive en Quintana, uno de los 27 pueblos del municipio, donde ha creado su modo de vida. Además de su negocio hotelero "El Jardín de las Magnolias" ubicado en el mismo pueblo. Tiene el proyecto conocido como "Caballos Maestros" donde junto con la ayuda de sus 7 caballos traídos desde Barcelona ofrece sesiones de coaching para aquellas personas que busquen reencontrase consigo mismas, sufran de ansiedad o estén pasando por un mal momento en su vida y necesitan de la compañía y de los beneficios que aporta un animal como son los caballos.
Y es que de acuerdo con Raquel, una vez estamos en coherencia con nuestros pensamientos, los caballos se acercan a nosotros, puesto que son animales muy curiosos y empáticos pero a la vez muy asustadizos por lo que debemos inspirarles confianza. Y la proximidad con ellos nos ayuda a regular nuestra frecuencia cardíaca, por lo que generan una sensación de tranquilidad y bienestar. Y así, aquello que nos abrumaba antes de entrar en contacto con estos animales, podemos tomarlo con otra perspectiva.

Sin embargo, la opción más popular de turismo en esta región son las casas rurales, las cuales abundan por todo el valle y son una gran opción para aquellos que buscan la absoluta desconexión, pues muchas de estas casas son antiguas cabañas que se encuentran en las zonas más remotas del valle, con accesos que ni siquiera están bien asfaltados. Se tratan de cabañas con por los menos cien años de antigüedad en las cuales antiguamente en la parte de abajo se usaba para el ganado y arriba estaba la vivienda y ahora están reformadas y habilitades para acoger a visitantes de todas las partes del mundo.
Como es el caso de las Casucas del Asón, la parte vieja del pueblo Asón. Unas casas que estaban cayendo en el olvido y que hace unos años, Margari, propietaria del restaurante Coventosa ubicado en el mismo pueblo, decidió restaurar y convertir en Casas Rurales las nueve cabañas abandonadas que se encontraban en la zona, pues el pueblo es tan pequeño, que permitir que esas casa quedaran completamente abandonadas haría que el pueblo se empequeñeciera todavía más.
O el caso de Elena, una bilbaína que se mudó a Ramales de la Victoria por amor, compró una cabaña en el valle para ir a desconectar los fines de semana con su familia, pero desde hace unos años, la cabaña se ha convertido en una casa rural conocida como la Cabaña de Naia y que se encuentra en un lugar recóndito y de complicado acceso. La cabaña ha sido reformada por la pareja y actualmente tiene espacio para nueve personas. Cuenta también con su jardín, su piscina y su burrito Pepe. La cabaña, junto con una plantación de arándanos que se encuentra en el mismo terreno es el modo de vida de Elena. Y ella, nos cuenta que desde la pandemia el turismo ha incrementado considerablemente y ella lo noto en las reservas que los turistas hacen en su cabaña. De tener reservas esporádicas en fines de semana, Elena ha pasado a tener este año 2023, todos los días completos hasta el mes de octubre.
Una amplia mayoría de los ciudadanos del Valle de Soba, cree que el futuro de los pueblos y sus habitantes es el turismo, el cual es cada vez mayor. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el turismo debe ser sostenible, quieren que cada vez más gente conozca el valle, pero sin que este se masifique. Puesto que el encanto de este destino, reside fundamentalmente en la tranquilidad que allí se respira.

