Soba, el último valle inexplorado de Cantabria
Marta
García es una de esas jóvenes que se crio en un pueblo y su abuela le decía “Hija,
estudia y márchate”. Y eso fue precisamente lo que hizo, pero al cabo de poco
tiempo, decidió volver al modo de vida rural. Una vez habiendo conseguido un
trabajo en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en Santander.
Decidió dejar todo atrás y emprender en el Valle de Soba. Un municipio en grave
riesgo de despoblación con seis habitantes por kilómetro cuadrado. Se incorporó como joven ganadera desde cero, sin animales ni terreno. Y en el año 2013 adquirió 33 vacas casinas y 12 yeguas monchinas, dos razas autóctonas en peligro de extinción. Desde entonces Marta, con la ayuda de las redes sociales donde cuenta con 133 mil seguidores, intenta concienciar a la gente sobre la importancia del medio rural. Ella considera que los ganaderos realizan una gran labor social, pues producen alimentos para que la sociedad tenga que comer. Sin embargo, existe una gran desigualdad entre las personas del mundo rural y las de las zonas urbanizadas, por la falta de muchos servicios y oportunidades, por lo que con su móvil como herramienta, intenta luchar para que el medio rural se cuide y no desaparezca.